La Ansiedad es una emoción maravillosa, cuando te gusta alguien y sientes maripositas, eso es ansiedad. Cuando vas a tomar un examen y sientes como la adrenalina recorre tu cuerpo, eso es ansiedad. Esa ansiedad, es como si tu cuerpo fuera toda la gente en un concierto esperando a que salga tu grupo favorito a cantar; hay esa energía, esa vibración, esa expectación que quiere liberarse. Durante el periodo de ansiedad hay una cruel vocecita en tu cabeza que dice cosas como: ¿y si no le gusto? ¿Y si no apruebo el examen? La vocecita es nefasta y nunca ayuda. Pero se suele callar una vez que pasa dicho momento, aunque el resultado no sea el esperado. También toda la adrenalina generada explota una vez terminado periodo de expectativa. Todo esto lo hemos sentido todos y aunque a veces sea angustiante es una señal de que estamos vivos, de que sentimos y de sentir la posibilidad que algo maravilloso pase.
Luego está la ansiedad patológica. Esa que aparece sin más y no para. Físicamente se siente como la expectación del público en el concierto, adrenalina por cada vena de tu cuerpo, un zumbido en tus oídos, el corazón a mil, las pupilas dilatadas listas para la acción, tus músculos listos para saltar… pero no va a salir Queen en cualquier momento ni estas en el estadio Wembley, es martes, son las 3 de la mañana y estás en tu cama. ¿Y la vocecita? La vocecita es una cabrona porque te repite que te vas a asfixiar y te vas a morir. Y no se calla nunca. Para más emoción hay muchos niveles de ansiedad, y puedes pasar por cada uno de ellos en dos minutos.
No recuerdo la primera vez que tuve ansiedad. Quizá no sabía qué estaba sintiendo o que la gente no debería de sentirse así. Recuerdo que las personas, incluida mi familia me saturaban. Ahora comprendo que, al tener todo el cuerpo en alerta máxima, una familia italiana es como un concierto de reggetón para los sentidos. Por eso, meterme debajo de mi cama con mis libros, colores y mi lámpara, es el lugar donde me sentía segura y arropada. Había silencio, porque mientras mis manos estuvieran ocupadas mi cabeza con su vocecita cabrona se callaba. ¡Bendito silencio! ¿Quizá por eso me quedé sorda de un oído? Bueno, esa es otra historia…
Una vez una de mis tías, o mamás elefante, no recuerdo cuál de las dos, me dio un rompecabezas para que entretuviera. Fue mágico. Tarde unos minutos en acostumbrarme a ver los rasgos de las piezas y encontrarlos en la portada de la caja. Una vez que comencé un cierto ritmo de buscar y encontrar, mis oídos se cerraron para concentrarme; la vocecita cabrona decía: “eso parece la flor morada del sombrero de la señora”; mis manos ocupadas moviendo, volteando, colocando, comparando; mis ojos agudos, concentrados en las formas, colores, líneas; mi corazón latía despacio; mi angustia se veía aplastada cada que una pieza embonaba en su lugar; La Ansiedad, se terminaba, mis verdaderos cuestionamientos, subían como espuma de leche hirviendo y mi subconsciente se encargaba de revisarlos, despellejarlos, voltearlos, amasarlos y resolverlos sin que yo interviniera porque estaba demasiado ocupada buscando la nariz del perro que está debajo de la mesa.
Como se podrán imaginar, colecciono rompecabezas desde entonces. Son mi tesoro. Cada uno de ellos me ha ayudado en diferentes etapas de mi vida.
No todo es miel, pero después de pasar por una depresión complicada, decidí hacer una oda a mis rompecabezas y hacer una pequeña colección con mis dibujos. Gracias a mi mamá que es mi compañera de viajes con y sin turbulencia y a mis tías mamás elefante, junté el dinero para fabricar mis rompecabezas. Así nació “Siesta” y “Antología”. “Siesta” es una chica a punto de dormir una siesta con gato. Dormir una siesta con gato es lo mejor que hay en la vida. Despertar por unos ronquiditos ver esos mini dientitos en su boquita abierta, no tiene igual. La niña, mi gato Coco y los cojines llenos de color, de líneas, calientitos y mullidos, hacen de esta ilustración un abrazo de esos que te hacen cerrar los ojos. El segundo es “Antología” y es una ilustración de mis amores. En ella represento a todo lo que amo. Por ejemplo, mi mamá con su mano en la carita de la niña; mi papá un árbol gigante color frambuesa; mi esposo, una maceta de ojos preciosos que abraza mi vida que es una planta; mi hermano una jarrita de agua que todo lo riega para que crezca; mis sobrinos: Una abeja vital, una gaviota libre y una mariposa mágica. En fin, muchos secretos metidos en un rompecabezas para calmar la mente y el alma.
Ya les iré contando más historias…
Anxiety is a wonderful emotion, when you like someone and you feel butterflies, that's anxiety. When you go to take an exam and you feel adrenaline rushing through your body, that's anxiety. That anxiety, it's like your body is all the people at a concert waiting for your favorite band to come out and sing; there's that energy, that vibration, that expectation that wants to be released. During the anxiety period there is a cruel little voice in your head that says things like: what if he doesn't like me? What if I don't pass the exam? The little voice is nasty and never helps. But it usually shuts up once that moment passes, even if the result is not what you expected. Also, all the adrenaline generated explodes once the period of expectation is over. We have all felt all this and although it is sometimes distressing, it is a sign that we are alive, that we feel and sense the possibility of something wonderful happening.
Then there is pathological anxiety. The one that just appears and does not stop. Physically it feels like the anticipation of the audience at the concert, adrenaline through every vein in your body, a buzzing in your ears, your heart racing, your pupils dilated ready for action, your muscles ready to jump... but Queen is not going to come out at any moment and you are not at Wembley Stadium, it's Tuesday, it's 3 a.m. and you are in bed. And the little voice? The little voice is a bitch because it keeps telling you that you're going to suffocate and you're going to die. And it never shuts up. For more excitement there are many levels of anxiety, and you can go through each of them in two minutes.
I don't remember the first time I had anxiety. Maybe I didn't know what I was feeling or that people shouldn't feel that way. I remember that people, including my family would overwhelm me. Now I understand that, having my whole body on high alert, an Italian family is like a reggeton concert for the senses. That's why getting under my bed with my books, colors and my lamp was the place where I felt safe and tucked in. There was silence, because as long as my hands were busy, my head with its little bitchy voice was silent. Blessed silence! Maybe that's why I became deaf in one ear? Well, that's another story...
Once one of my aunts, or elephant moms, I don't remember which one, gave me a puzzle to keep me entertained. It was magical. It took me a few minutes to get used to seeing the features of the pieces and finding them on the cover of the box. Once I started a certain rhythm of looking and finding, my ears closed to concentrate; the little bitchy voice said: "that looks like the purple flower on the lady's hat"; my hands busy moving, flipping, placing, comparing; my eyes sharp, concentrating on shapes, colors, lines; my heart beat slowly; my anguish was crushed each time a piece clicked into place; The Anxiety, it was over, my real questionings, rose like boiling milk foam and my subconscious was in charge of reviewing them, skinning them, flipping them, kneading them and solving them without my intervention because I was too busy looking for the piece with a nose from the dog under the table.
As you can imagine, I have been collecting puzzles ever since. They are my treasure. Each one has helped me at different stages of my life.
Not everything is honey, after going through a complicated depression, I decided to make an ode to my puzzles and make a small collection with my drawings. Thanks to my mom who is my travel companion with and without turbulence and my elephant moms, I raised the money to make my puzzles. That's how "Siesta" and "Anthology" were born. "Siesta" is a girl about to take a cat nap. Taking a cat nap is the best thing in life. Waking up to silent snores and seeing those little teeth in their open mouth is like nothing else. The girl, my cat Coco and the cushions full of color, lines, warm and fluffy, make this illustration one of those hugs that make you close your eyes. The second one is "Anthology" and it is an illustration of my loves. In it I represent everything I love. For example, my mom with her hand on the little girl's face; my dad a giant tree raspberry color; my husband, a pot with beautiful eyes that embraces my life which is a plant; my brother a little water jug that waters everything so that it grows; my nephews and niece: A vital bee, a free seagull and a magical butterfly. In short, many secrets put in a puzzle to calm the mind and soul.
I will tell you more stories soon....
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