Today I want to talk about a very difficult subject for me. About 8 years ago I was diagnosed with depression. The road has been complicated, with very difficult moments and moments of peace. Now, although I am still on medication, I am in a moment of great peace. Whenever I say this I do it quietly, lest the little monster wakes up and wants attention.
I have always been one of those people who didn’t like to take medication of any kind. I used to think that you should only go to the doctor if it is absolutely necessary. I am a psychologist by profession and therefore I thought that most of the illnesses had a psychosomatic root and with therapy everything could be cured. Obviously I had mastered the subject of mental pathologies, after all I had gotten a 9 in that exam and my intuition has always been very good at diagnosing pathologies. And by professional defect, my fight with the psychiatrists was mask against scalp. *
After my diagnosis, perhaps the most difficult stage of my life, my theories and ways of seeing things have changed dramatically. Before going to the doctor, I talked to my dear friend Pau, one of the best psychologists I know, I told her how I felt and that I didn't want to take any medication. She told me that in the state I was in it was going to be impossible to go into therapy. First I had to balance my emotional state (get back to being me) in order to be able to work the depression with therapy. And then it changed everything I thought, I guess experience makes a difference. Now I take medications, soon I will start to stop taking them little by little; I go to the doctor periodically; there is a psychological root to my depression, but during the crisis it didn't matter; I go to therapy; pathologies are not entries in a book of mental disorders, they are terrible symptoms that destroy your life and the life of others, and the will of not having these symptoms is not enough; And by professional default, I keep fighting with psychiatrists, long live the crudes! *
In further posts I will talk about my odyssey with depression and anxiety, but for now I want to talk about my little monster. With both anxiety and depression, and I'm sure with many other mental illnesses or simply moments of mental imbalance, there is a feeling prior to the thundering sound of goats running to the hills*. There is a feeling of dread in the stomach, a slight shortness of breath, and a dreadful fear of asking why do I feel this way? I feel as if there is a curtain closed and I panic to see what is behind the curtain, but I can't stop thinking about what is behind the curtain. And so I get more and more afraid and more anxious to think about what I might find and even more anxious in trying to stop my thoughts about "thinking" about the terrible, ravenous mystery. In this obsessive dance I can stay until I am afraid of everything or I burst into a panic attack or the goats run to the hills and I stop being the driver of the car that is my life. Nothing scares me more in life.
Sometimes this little dance lasts so few hours that I don't have time to put out the fire. But sometimes it's a slow dance and I've learned that even if I'm scared to death I have to look behind the curtain and look the little monster in the eye. Once you work up the courage, whip and hat in hand, you come face to face with that beast. It's horrible, it has 6 eyes, which makes it a challenge to look it straight in the eye. It is many-colored to camouflage itself and attack at the least thought moment. It has sharp fangs that drip saliva, to dig in and make you cry. It has sharp claws to tear your illusions. It's strong enough to break you. It's horrible! The ugliest thing you've ever seen. But it's 2 inches. It fits in the mini pocket of your jeans, the one that nobody knows what it's for, because it's to carry your little monster.
The mini damn monster just wants attention and to be listened to. But be careful, he is very manipulative and treacherous. So when I find myself with strength and I feel that fear in my stomach, I prepare the tea and I call the little monster (he drinks tea, ugh) and then with much love I ask him what he needs, what is wrong with him. I listen to him, cry with him and we look for solutions. He doesn't always let me and I don't always have patience with him. But I remember what it is to feel panic and despair and not to see any way out of the deep sadness and then I try again. What is it, little monster? What frightened you? Don't worry, I will take care of you and nothing will happen to you? Maybe the goats are already in the hills permanently, but it works. Anxiety goes down, fear goes down and balance comes.
How does your little monster look? Invite him to eat mini sandwiches, I'm sure he likes them, ugh.
*In Mexico wrestling is almost a traditional art and the fights are between rudos and técnicos (crudes vs technical fighters). Some wrestlers wear masks and never show their faces to the public, so sometimes they challenge each other to fight mask against scalp. If the one with the mask loses, the mask is removed and if the one without the mask loses, his head is shaved.
* The goats run to the hills (Se van las cabras al monte) a phrase in Spanish meaning that you’ve lost it!
El monstruito que me habita
Hoy quiero hablar de un tema muy difícil para mí. Hace aproximadamente 8 años me diagnosticaron con depresión. El camino ha sido complicado, con momentos muy difíciles y momentos de paz. Ahora, aunque sigo con medicamento, estoy en un momento de mucha paz. Siempre que digo esto lo hago en voz bajita, no vaya a ser que el monstruito se despierte y quiera atención.
Siempre he sido de las personas que no le gusta tomar medicamentos. Pensaba que al doctor hay que ir solo si es absolutamente necesario. Soy psicóloga de profesión y pensaba que la mayoría de las enfermedades tenían una raíz psicosomática y con terapia todo se podía subsanar. Obvio dominaba el tema de las patologías mentales, después de todo me había sacado 9 en ese examen y mi intuición siempre ha sido muy buena para diagnosticar patologías. Y por defecto profesional, mi pleito con los psiquiatras era de máscara contra cabellera. *
Después de mi diagnóstico, quizá la etapa más difícil de mi vida, mis teorías y maneras de ver las cosas han cambiado dramáticamente. Antes de ir al médico, hablé con mi querida amiga Pau, una de las mejores psicólogas que conozco, le conté como me sentía y que no quería tomar ningún medicamento. Me dijo que en el estado que me encontraba iba a ser imposible entrar a trabajar con terapia. Primero debía equilibrar mi estado emocional (volver a ser yo) para poder trabajar la depresión con terapia. Y entonces cambió todo lo que pensaba, supongo que la experiencia hace la diferencia. Ahora tomo medicamentos, pronto comenzare a dejarlos poco a poco; voy al doctor periódicamente; hay una raíz psicológica a mi depresión, pero durante la crisis daba igual; voy a terapia; las patologías no son incisos en un libro de desórdenes mentales, son síntomas terribles que destruyen tu vida y la de los demás, y la voluntad de no tener estos síntomas no es suficiente; Y por defecto profesional, me sigo peleando con los psiquiatras, ¡vivan los rudos! *
Ya iré contando mi odisea con la depresión y la ansiedad, pero por ahora quiero hablar de mi monstruito. Tanto con la ansiedad como con la depresión y estoy segura que con muchas otras enfermedades mentales o simplemente momentos de desequilibrio mental, hay una sensación previa al estruendoso sonido de las cabras corriendo al monte. Hay una sensación de miedo en el estómago, una leve falta de respiración, y un miedo pavoroso a preguntar ¿por qué me siento así? Yo siento como si hubiera una cortina cerrada y me da pánico ver que hay detrás de la cortina, pero no puedo dejar de pensar en que hay detrás de la cortina. Y así cada vez tengo más miedo y más ansiedad de pensar en lo que me podría encontrar y más ansiedad aún en tratar de detener mis pensamientos acerca de “pensar” en el terrible y voraz misterio. En este obsesivo baile puedo estar hasta que me da miedo todo o reviento en un ataque de pánico o las cabras de van al monte y dejo de ser la conductora del coche que es mi vida. Nada me da más miedo en la vida.
A veces este bailecito dura pocas horas que no me da tiempo a apagar el incendio. Pero a veces es un baile lento y he aprendido que, aunque me muera de miedo tengo que ver detrás de la cortina y ver al monstruito a los ojos. Una vez que te armas de valor, látigo y sombrero en mano, te encuentras cara a cara con esa bestia. Es horrible, tiene 6 ojos, lo cual hace que sea un reto verlo directamente a los ojos. Es de muchos colores para camuflarse y atacar en el momento menos pensado. Tiene colmillos filosos que chorrean saliva, para clavarlos y hacerte llorar. Tiene garras filosas para desgarrar tus ilusiones. Es fuerte para poder doblegarte. ¡Es horrible! Lo más feo que has visto. Pero mide 4cm. Cabe en el mini bolsillito de tus jeans, el que nadie sabe para qué sirve, pues sirve para llevar a tu monstruito.
EL mini maldito monstruito solo quiere atención y que lo escuchen. Pero ten cuidado que es muy manipulador y traidor. Así que cuando me encuentro con fuerzas y siento ese miedo en el estómago, preparo el té y le llamo al monstruito (toma té, uf) y luego con mucho amor le pregunto que tiene, que es lo que le pasa. Lo escucho, lloro con él y buscamos soluciones. No siempre se deja y no siempre tengo paciencia con él. Pero recuerdo lo que es sentir pánico y desesperación y no ver ninguna salida a la profunda tristeza y entonces lo intento otra vez. ¿Qué pasa monstruito? ¿Qué te asustó? ¿No te preocupes que yo te cuido y no te va a pasar nada? Será que las cabras ya están el monte permanentemente, pero funciona. La ansiedad baja, el miedo baja y el equilibrio llega.
¿Cómo es tu monstruito? Invítalo a comer sándwichitos mini, seguro le gustan, uf.
*En México la lucha libre es casi un arte tradicional y las pelas son entre rudos y técnicos. Algunos luchadores llevan máscara y nunca muestran su cara al público, de ahí que a veces se rete a luchar máscara contra cabellera. Si pierde el de la máscara se la quita y si pierde el d que no la tiene le rapan la cabeza.
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